sábado, 17 de enero de 2009

EL EJEMPLO CUBANO

Hace poco en este periódico se preguntaba Pascual Serrano por qué Cuba obsesiona tanto a la derecha (y a los socialdemócratas). ¿Cómo es posible que les quite el sueño un país diminuto, sin apenas relevancia, sin poder económico ni militar? ¿Por qué se sienten tan amenazados? ¿Por qué, a estas alturas, sigue siendo indispensable insultar al Che, tanto para el PP como para los editoriales de El País? La respuesta salta a la vista, decía Pascual, “lo que molesta de la revolución cubana se puede expresar en una sola palabra: ejemplo”.
Cuando Obama dice “Yes we can”, ya sabemos que es pura retórica y que lo dice con la boca chica: no va a cambiar nada importante (que le pregunten a los palestinos, sin ir más lejos). Cuando Zapatero dice “No es lo mismo” o “Por el pleno empleo”; y Rajoy, “Con cabeza y corazón”, ya sabemos a qué atenernos, ¿verdad? En cambio Cuba lleva 50 años afirmando de hecho que “Otro mundo es posible”, que sí se puede, que no hay por qué resignarse y que vale la pena luchar por la justicia, la igualdad, la libertad y la dignidad. A pesar del bloqueo, a pesar de la violencia de Estados Unidos, a pesar de las histéricas protestas de Esperanza Aguirre y sus Cien Mil Hijos de San Luis.
Cuba resuena incesante en los oídos de los más pequeños: “Non serviam”, repite como un oleaje, les calienta la cabeza: es una tentación, un verdadero escándalo. Si Cuba hace caer a uno solo de estos pequeños que creen, que se resignan, que piensan que no hay remedio y que no se puede hacer nada, más valdría encasquetarle una piedra de molino y echar la isla entera al mar, ¿a que sí? Si Cuba te hace pecar o pensar, arráncate un ojo: mejor tuerto entre los explotadores que con dos ojos entre los explotados.
Rafael Reig
"Puedes leerle a diario en el Público"

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