A sus 32 años, él es el primero en reconocer que ha vuelto a nacer. Francisco Madariaga Quintela es el nieto número 101 encontrado por la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo en Argentina, y es también hijo de Abel Madariaga, su verdadero progenitor, que comenzó a buscarlo cuando terminó la última dictadura argentina (1976-1983). Se conocieron la semana pasada, y desde entonces no se han separado. "No pudieron", musitó Francisco a su padre cuando se abrazaron por primera vez.
El último hijo de desaparecidos encontrado por Abuelas vivía hasta ahora con otro nombre. La supuesta madre de Francisco, Inés Susana Colombo, terminó por confesar que él en realidad había nacido en uno de los centros militares de detención más conocidos en Argentina, Campo de Mayo. Los dos se acercaron entonces a la asociación para comenzar la búsqueda.
Colombo contó que su ex marido, Víctor Alejandro Gallo, era oficial de inteligencia del ejército argentino durante la dictadura, y que un día de 1977 le reveló que un niño había sido abandonado en el hospital militar de Campo de Mayo.
Ella decidió que lo mejor era adoptarlo. Pero la verdad era otra. Francisco había nacido en cautiverio, y después fue sustraído por Gallo. Su ex mujer reconoció a Abuelas que cuando llegó el bebé a su casa, el 10 de julio de 1977, todavía tenía el cordón umbilical.
Susana Colombo fue detenida el jueves después de que Francisco decidiera abrir un proceso judicial contra sus apropiadores, como así llaman los hijos de desaparecidos a sus padres adoptivos. Francisco declaró durante el proceso que Colombo en realidad siempre había sabido que era hijo de una mujer asesinada durante la represión militar. Esta semana ha sido rechazado un pedido de excarcelación a favor de la mujer, que está bajo tratamiento psicológico.
El ex oficial Gallo también ha sido arrestado. Es accionista de una empresa de seguridad y ya ha sido sentenciado a diez años de prisión por robo con armas. También se le ha vinculado con la masacre de Benavidez, el asesinato de una familia que conmocionó a la sociedad argentina. Sobre él pesa además otra condena por haber infligido lesiones a su esposa antes de su separación, hace diez años.
Francisco desconfiaba de aquella familia con la que no había ningún parecido físico, y donde las agresiones físicas y psicológicas eran algo habitual. "Viví como un fantasma, con un vacío inexplicable, con mucha violencia y maltratos. Era raro sentir que tu propia familia no te dejaba avanzar y no te ayudaba en nada", relató Francisco en conferencia de prensa. "Ha sido una historia oscura".
Por ello decidió presentarse en Abuelas el pasado 3 de febrero. Hoy por fin sabe quiénes son sus verdaderos padres. Ambos fueron militantes de la guerrilla Montoneros durante la dictadura. Su madre, Silvia Quintela, fue secuestrada en una provincia de Buenos Aires el 17 de enero de 1977, cuando tenía 28 años y estaba embarazada de cuatro meses. No se supo más de ella.
Su padre, en cambio, sobrevivió y se exilió primero a Suecia y luego a México. Cuando terminó la represión militar, Abel Madariaga regresó a Argentina y se integró en la organización Abuelas para encontrar a su hijo. Fue coordinador de diversos equipos técnicos, hasta que pasó a ser el secretario de la institución. "Nunca dejé de pensar que lo iba a encontrar", afirma ahora Abel Madariaga, "porque cada nieto que aparece es como un hijo mío".
"¿Qué se siente al tener un hijo desaparecido?". La pregunta la formula al lado de su hijo, y él mismo se responde. "Es como tener un agujero en el alma. Y el alma está completamente curada, y revienta de alegría".
Fuente: www.publico.es
Bueno, me tomo la licencia de embellecer una noticia tan bella ya de por sí, con un poema que me inspiró la noticia, y otro poema hermosísimo de mi querida Sol Arrieta. Espero que los disfruten:
CUÉNTAME
(A todos los niños desaparecidos-secuestrados durante la dictadura argentina, a Francisco Madariaga Quintela, nieto número 101 recuperado por las Abuelas de Plaza de Mayo, que ha inspirado el poema; y por supuesto a las Abuelas de plaza de Mayo por su incansable labor en pos de la justicia, la dignidad y la Libertad)
Cuéntame como ha sido tu vida,
Cuéntame de vos
Cuéntame, ¿tengo hermanos?
Cuéntame todo por favor,
Háblame de primaveras
de la herida sin compás
de perdón ni espera,
de las noches en silencio
de las lágrimas de la dignidad,
cuéntame de vosotros,
cuéntame de mamá,
de sus ojos fijos,
de su cara, de su claridad
llamando a la puerta de los sueños,
del significado verdadero
de la palabra libertad,
dime que soy hijo del amor
y no del odio voraz
que devora sin remedio
al más capaz de los hombres.
Cuéntame papá,
borra de mis ojos
tanta infamia,
tantos gritos demenciales,
tanta historia malcriada
tras los pasos criminales
de mis captores resonando
como fusiles y sables
por los pasillos.
Cuéntame de cómo os conocisteis,
de aquella noche de luna
y estrellas entregadas,
de las palabras lindas
que os dijisteis al oído,
dime de cómo pudisteis con ellos,
de cómo a pesar de los llantos
de los grises cuarteles
de la sangre sobre la mesa
de los apesadumbrados
ojos que parecían derrota
y eran la victoria pura
de los que sabían que la historia
la escriben los valientes,
dime papá,
cuéntame,
háblame de quien soy,
de donde vengo,
dime que soy amor y batalla,
viento puro de condena
que no olvida ni perdona,
que cuenta su historia
para que paguen los culpables,
dime padre
que nunca me olvidaste,
que soy el recuerdo vivo
de aquella mujer rebelde
Juan Antonio González Molina
101
(A Francisco Madariaga Quintela, el nieto número 101 recuperado por Abuelas de Plaza de Mayo)
No sabías quién eras
no entendías
te buscabas
en ojos ajenos
mas no te veías
no te resignabas
había algo más
tu edad, quizás
tus sentimientos
tu lucha
tu persecución de la verdad.
Tus padres
víctimas de la locura
que se apropió
de tu propia vida
de la de tu madre
que te esperaba
que te ansiaba
que te parió
que le arrancaron
lo más preciado: vos.
Ahora es tiempo
(siempre es tiempo)
de recuperar
y reconstruir
de abrazar
y de conversar
pero nunca, jamás
de olvidar.
Soledad Arrieta