La tozudez y contundencia de los datos demuestran la cruda realidad que sufre la mayoría de la población como consecuencia de la peor crisis del capitalismo en muchos años. En España, este otoño nos deja más de cuatro millones de parados, de los que 1,2 millones son de larga duración y con más de un millón de hogares en los que no entra ningún tipo de ingreso. Estas cifras contrastan con los cientos de millones de euros que el Gobierno del PSOE ha regalado, para tapar sus “agujeros”, a una banca que en plena crisis ha ganado más de 6.000 millones de euros mientras sigue negando prestamos a las familias y a las pymes.
En esta situación, nos encontramos con un Gobierno que presenta unos Presupuestos que no sólo no cambian el modelo de desarrollo que nos ha llevado al desastre, sino que son pactados con la derecha nacionalista renunciando a una salida de izquierdas a la crisis, porque el PSOE se niega a plantear medidas realmente progresistas en el terreno fiscal o aumentar significativamente las inversiones públicas.Desde el Partido Comunista tenemos claro que quienes nos han llevado a esta situación de crisis –de forma muy especial el Partido Popular y sus políticas liberalizadoras, un modelo de desarrollo basado en el pelotazo urbanístico, la especulación financiera–, quienes se hacen valedores del sistema capitalista, no pueden sacarnos de una situación que ha provocado precisamente este sistema.
El neoliberalismo globalizado no tiene la voluntad de satisfacer las necesidades básicas de millones de seres humanos; el sistema capitalista no ha sabido o, mejor dicho, no ha querido resolver los problemas de la humanidad.Por ello es necesario un cambio de modelo de desarrollo, un cambio de valores; en definitiva hace falta un cambio de sociedad. Por ello, desde el PCE, frente a la crisis del capitalismo planteamos propuestas que avancen hacia una sociedad socialista.Hablar de construcción del socialismo en Europa en el año 2009 puede hoy parecer irreal, ilusorio, pero si pensamos lo que nos habría sucedido hace pocos años si planteamos la posibilidad de que un líder indígena gobernara Bolivia o que en la Latinoamérica llena de dictaduras militares y en pleno liberalismo salvaje se llevaran a cabo procesos claramente de anticapitalistas de poder popular, seguro que nos habrían tomado por locos.
La realidad es que hablar hoy de Socialismo, con mayúsculas y sin complejos, no sólo es posible, sino, sobre todo, empieza a ser creíble. Hablar hoy de una banca pública que ponga sus recursos al servicio de la comunidad, o plantear una planificación de la economía para evitar la rapiña que hemos sufrido en los últimos 15 años, hablar de recuperar un sector público potente que genere empleo sin buscar el pelotazo y que mejore y amplíe los servicios públicos, es simplemente plantear una salida a la crisis diferente a la que se plantea desde el PSOE, y radicalmente enfrentada con la que propone el PP, que es plantear directamente una salida de la crisis en la que los más débiles sean los beneficiados.
Una salida donde la palabra solidaridad cobre su verdadera dimensión, porque se basa en una justa distribución de la riqueza y plantea un modelo de sociedad en la que la justicia social sea el objetivo fundamental de la economía. Una salida que rechace un orden internacional basado en la sumisión de la mayoría de la población mundial a los intereses de unas multinacionales que provocan guerras para apropiarse del control de la energía o mantienen al continente africano sumido en guerras fratricidas, hambre y miseria para poder rapiñar sus materias primas.
Denunciamos la vergüenza que supone ver cómo resoluciones de las Naciones Unidas contra el bloqueo de Cuba por EEUU aprobadas por más del 90% de los países miembros son despreciadas. Que contemplan impasibles las agresiones de Israel contra el pueblo palestino, sometido durante décadas a una lenta limpieza étnica, o no obligan de una forma efectiva al Estado marroquí a cumplir la legalidad internacional y convocar el referéndum de autodeterminación para el Sahara Occidental.
Por eso los comunistas afrontamos este XVIII Congreso mirando hacia el futuro, implicándonos al máximo en la refundación de Izquierda Unida como referente de la izquierda anticapitalista y republicana. Pero, sobre todo, lo afrontamos con el objetivo de fortalecer una propuesta socialista para la España de inicios del siglo XXI. Lo hacemos en primer lugar situándonos en condiciones de dar a la lucha contra la crisis una dimensión transformadora y, en segundo lugar, dando la batalla ideológica frente al predominio de los valores del sistema capitalista. Ya que la primera derrota de la izquierda no ha sido la electoral, sino la que se desprende de la sustitución entre los trabajadores y trabajadoras de los valores de la solidaridad y lo colectivo por los del individualismo insolidario, haciendo del ser humano un consumidor en todos los ámbitos de la vida; el capitalismo más salvaje ha ganado una batalla.
Desde una cierta perspectiva histórica, la recuperación del PCE es una esperanza para quienes confían en que la recuperación de la izquierda en España es la única manera de evitar que la actual situación de crisis económica sea una excusa para dar una nueva vuelta de tuerca en la explotación de los más débiles, para eliminar derechos sociales y para aumentar los beneficios de unos pocos. Por eso, de este XVIII Congreso que celebramos, saldrá un PCE activo, visible con clara vocación de avanzar hacia el Socialismo y comprometidos con lo mejor de la tradición de unidad que nos enseñaron Pepe Díaz y Pasionaria.
En esta situación, nos encontramos con un Gobierno que presenta unos Presupuestos que no sólo no cambian el modelo de desarrollo que nos ha llevado al desastre, sino que son pactados con la derecha nacionalista renunciando a una salida de izquierdas a la crisis, porque el PSOE se niega a plantear medidas realmente progresistas en el terreno fiscal o aumentar significativamente las inversiones públicas.Desde el Partido Comunista tenemos claro que quienes nos han llevado a esta situación de crisis –de forma muy especial el Partido Popular y sus políticas liberalizadoras, un modelo de desarrollo basado en el pelotazo urbanístico, la especulación financiera–, quienes se hacen valedores del sistema capitalista, no pueden sacarnos de una situación que ha provocado precisamente este sistema.
El neoliberalismo globalizado no tiene la voluntad de satisfacer las necesidades básicas de millones de seres humanos; el sistema capitalista no ha sabido o, mejor dicho, no ha querido resolver los problemas de la humanidad.Por ello es necesario un cambio de modelo de desarrollo, un cambio de valores; en definitiva hace falta un cambio de sociedad. Por ello, desde el PCE, frente a la crisis del capitalismo planteamos propuestas que avancen hacia una sociedad socialista.Hablar de construcción del socialismo en Europa en el año 2009 puede hoy parecer irreal, ilusorio, pero si pensamos lo que nos habría sucedido hace pocos años si planteamos la posibilidad de que un líder indígena gobernara Bolivia o que en la Latinoamérica llena de dictaduras militares y en pleno liberalismo salvaje se llevaran a cabo procesos claramente de anticapitalistas de poder popular, seguro que nos habrían tomado por locos.
La realidad es que hablar hoy de Socialismo, con mayúsculas y sin complejos, no sólo es posible, sino, sobre todo, empieza a ser creíble. Hablar hoy de una banca pública que ponga sus recursos al servicio de la comunidad, o plantear una planificación de la economía para evitar la rapiña que hemos sufrido en los últimos 15 años, hablar de recuperar un sector público potente que genere empleo sin buscar el pelotazo y que mejore y amplíe los servicios públicos, es simplemente plantear una salida a la crisis diferente a la que se plantea desde el PSOE, y radicalmente enfrentada con la que propone el PP, que es plantear directamente una salida de la crisis en la que los más débiles sean los beneficiados.
Una salida donde la palabra solidaridad cobre su verdadera dimensión, porque se basa en una justa distribución de la riqueza y plantea un modelo de sociedad en la que la justicia social sea el objetivo fundamental de la economía. Una salida que rechace un orden internacional basado en la sumisión de la mayoría de la población mundial a los intereses de unas multinacionales que provocan guerras para apropiarse del control de la energía o mantienen al continente africano sumido en guerras fratricidas, hambre y miseria para poder rapiñar sus materias primas.
Denunciamos la vergüenza que supone ver cómo resoluciones de las Naciones Unidas contra el bloqueo de Cuba por EEUU aprobadas por más del 90% de los países miembros son despreciadas. Que contemplan impasibles las agresiones de Israel contra el pueblo palestino, sometido durante décadas a una lenta limpieza étnica, o no obligan de una forma efectiva al Estado marroquí a cumplir la legalidad internacional y convocar el referéndum de autodeterminación para el Sahara Occidental.
Por eso los comunistas afrontamos este XVIII Congreso mirando hacia el futuro, implicándonos al máximo en la refundación de Izquierda Unida como referente de la izquierda anticapitalista y republicana. Pero, sobre todo, lo afrontamos con el objetivo de fortalecer una propuesta socialista para la España de inicios del siglo XXI. Lo hacemos en primer lugar situándonos en condiciones de dar a la lucha contra la crisis una dimensión transformadora y, en segundo lugar, dando la batalla ideológica frente al predominio de los valores del sistema capitalista. Ya que la primera derrota de la izquierda no ha sido la electoral, sino la que se desprende de la sustitución entre los trabajadores y trabajadoras de los valores de la solidaridad y lo colectivo por los del individualismo insolidario, haciendo del ser humano un consumidor en todos los ámbitos de la vida; el capitalismo más salvaje ha ganado una batalla.
Desde una cierta perspectiva histórica, la recuperación del PCE es una esperanza para quienes confían en que la recuperación de la izquierda en España es la única manera de evitar que la actual situación de crisis económica sea una excusa para dar una nueva vuelta de tuerca en la explotación de los más débiles, para eliminar derechos sociales y para aumentar los beneficios de unos pocos. Por eso, de este XVIII Congreso que celebramos, saldrá un PCE activo, visible con clara vocación de avanzar hacia el Socialismo y comprometidos con lo mejor de la tradición de unidad que nos enseñaron Pepe Díaz y Pasionaria.
José Luis Centella es secretario de Política Autonómica de IU y candidato a la Secretaría General del PCE.
Fuente: http://www.publico.es/
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