Ya son 23 los día que Aminetu Haidar lleva en Huelga de hambre en la terminal del aeropuerto español de Lanzarote. Desde que iniciara la protesta, los medios de comunicación de este Pais han tratado la noticia de un modo partidista. Obviando aquellos que ni mencionan el asunto, o apenas le dedican un par de lineas, el resto, se ha dedicado a sostener las tesis gubernamentales españolas. Se omite el hecho inicial que da lugar a lo que ahora está sucediendo. Una persona, Aminetu Haidar, a la que ilegalmente, repito: Ilegalmente, se le retira el pasaporte y se le introduce por la fuerza y contra su voluntad en un avión destino a España. Partiendo de que este hecho viola todos los códigos legales y éticos habidos y por haber, y que además atenta directamente contra los más elementales derechos de las personas, cabría esperar que se condenara y se presionara politica y mediáticamente a aquellos que han cometido tal ilegalidad. Todo esto que resulta razonable y meridianamente lógico, parece no serlo en absoluto para los periódicos o noticiarios del Pais, que se han dedicado a seguirle descaradamente el juego a un gobierno español que permitió primero que tal acto de flagrante violación de los derechos humanos se consumara en su suelo, y que después, no ha parado de presionar de todas las maneras posibles a la victima del caso en vez de presionar al verdugo, Marruecos.
Para el gobierno español prevalecen los intereses políticos y económicos sobre la vida de una persona que tiene además la razón de su parte. Las minas de fosfatos del Sahara Occidental, el banco pesquero saharaui, la labor de “tapón” para la inmigración que realiza Marruecos respecto de la Unión Europea, los negocios petrolíferos de los americanos en suelo del Magreb y otros muchos intereses comerciales son lo suficientemente importantes como para que se permita a Marruecos perpetrar el “secuestro” de Haidar, saltarse a la torera todas y cada una de las múltiples resoluciones de la O.N.U. respecto al derecho de los Saharauis a su autodeterminación, o para ocultar y permitir que un régimen sanguinario como el de Mohamed VI tenga las manos libres para desarrollar una brutal política represiva contra cualquier atisbo de disidencia o crítica que aflore en el interior de sus fronteras. Amén por supuesto, de ocultar que el régimen tiene al pueblo marroquí sumido en la más absolutas de las miserias.
El caso Haidar, es un fiel reflejo de cómo los medios están al servicio del Capital. Los intereses empresariales y políticos que Occidente posee en suelo marroquí bien valen olvidarse de conceptos como “justicia”, “dignidad” o “Derechos humanos” e intoxicar a la opinión pública tratando de vender que Aminetu es una fundamentalista que ha rechazado todo lo que el gobierno español le ha ofrecido. Esto es, convertir a la victima en culpable en un ejercicio de inmoralidad de vastas dimensiones. Aminatu Haidar no ha provocado la lamentable situación que estamos viviendo. Los responsables de la misma son Marruecos y España, y son sus respectivos gobiernos los que han de solucionar el asunto devolviendo a Haidar a su casa. Los periódicos, las radios o las televisiones han de exigir responsabilidades a quien las tiene. Si Aminetu Haidar fallece en el aeropuerto de Lanzarote las manos y el alma de los directores, redactores y periodistas de todos los medios de comunicación que no se han hecho eco de la realidad de lo sucedido, también estarán manchados con la sangre roja y justa de Aminetu.
Para el gobierno español prevalecen los intereses políticos y económicos sobre la vida de una persona que tiene además la razón de su parte. Las minas de fosfatos del Sahara Occidental, el banco pesquero saharaui, la labor de “tapón” para la inmigración que realiza Marruecos respecto de la Unión Europea, los negocios petrolíferos de los americanos en suelo del Magreb y otros muchos intereses comerciales son lo suficientemente importantes como para que se permita a Marruecos perpetrar el “secuestro” de Haidar, saltarse a la torera todas y cada una de las múltiples resoluciones de la O.N.U. respecto al derecho de los Saharauis a su autodeterminación, o para ocultar y permitir que un régimen sanguinario como el de Mohamed VI tenga las manos libres para desarrollar una brutal política represiva contra cualquier atisbo de disidencia o crítica que aflore en el interior de sus fronteras. Amén por supuesto, de ocultar que el régimen tiene al pueblo marroquí sumido en la más absolutas de las miserias.
El caso Haidar, es un fiel reflejo de cómo los medios están al servicio del Capital. Los intereses empresariales y políticos que Occidente posee en suelo marroquí bien valen olvidarse de conceptos como “justicia”, “dignidad” o “Derechos humanos” e intoxicar a la opinión pública tratando de vender que Aminetu es una fundamentalista que ha rechazado todo lo que el gobierno español le ha ofrecido. Esto es, convertir a la victima en culpable en un ejercicio de inmoralidad de vastas dimensiones. Aminatu Haidar no ha provocado la lamentable situación que estamos viviendo. Los responsables de la misma son Marruecos y España, y son sus respectivos gobiernos los que han de solucionar el asunto devolviendo a Haidar a su casa. Los periódicos, las radios o las televisiones han de exigir responsabilidades a quien las tiene. Si Aminetu Haidar fallece en el aeropuerto de Lanzarote las manos y el alma de los directores, redactores y periodistas de todos los medios de comunicación que no se han hecho eco de la realidad de lo sucedido, también estarán manchados con la sangre roja y justa de Aminetu.
Juan Antonio González Molina
2 comentarios:
Los que conocemos el tema estamos indignados.
Los que por desgracia lo desconocen, dicen barbaridades como: "estar cansados de que le den bola a la saharaui suicida que no quiere coger el pasaporte que españa le ofrece y que lo que quiere es un show estilo pelicula la terminal de tom hanks".
Sin duda, este tipo de sandeces son pronunciadas por personas que no solo desconocen el tema, si no que ademas han sido muy muy mal informadas sobre el mismo por los medios cuya responsabilidad es explicar correctamente la situación.
Aquí en Argentina ni siquiera se ha tocado el tema. Yo afortunadamente me he enterado (hace unos días) por medio de blogs que alertaban sobre la situación. De no ser así también la desconocería.
Cariños.
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