domingo, 6 de diciembre de 2009

Socialismo y descargas ilegales‏


Unir estos dos términos, “Socialismo” y “descargas ilegales”, puede resultar a primera vista una auténtica tontería. Evidentemente no podemos pensar que es revolucionario el que una persona se descargue gratuitamente la última película de Amenábar... ¿o sí?. No quiero ser exagerado pero es posible que tampoco sea tan descabellado unir ambos conceptos. La clave puede estar en el trasfondo de la situación: Quien pierde con esa descarga.


La verdad es que desde hace ya algún tiempo ronda por mi cabeza una impresión. El uso gratuito de archivos compartidos en Internet es una peculiar forma de comunismo improvisado y espontáneo. Una espontaneidad que es posible gracias a la novedad de esta tecnología que, hasta ahora, ha permitido bastantes lagunas legales, dificultades en el control de la propiedad privada, al fin y al cabo. Sí, digo bien, propiedad privada, porque ese es el trasfondo del que hablo. Las propias leyes que están aprobando los distintos gobiernos europeos lo denominan así: “Ley sobre la PROPIEDAD intelectual”. La única diferencia es que no hablamos de una propiedad material, sino como su propio nombre indica, “intelectual” e intangible.


En estos días hay un debate intenso en la prensa y en la calle sobre tal asunto. Evidentemente los grandes medios de comunicación, como voceros de los distintos grupos de poder capitalistas, denuncian la gravedad de ese delito, puesto que dicha práctica perjudica seriamente a la industria discográfica, cinematográfica y editorial, provocando, con ello, un daño irreparable a la creación cultural (“Si no se paga no pueden vivir los artistas”, dicen...). En apoyo a esta tesis aparecen los propios creadores, o una parte de ellos mejor dicho, que en muchos casos se auto proclaman como progresistas (se quedan en progres... nada más)... Alejandro Sanz, Miguel Bosé, Víctor Manuel, el manido Ramoncín, y un largo etc que cada uno puede hacerse en su propia cabeza. En el otro lado están los consumidores-usuarios. Los de arriba quieren que sean consumidores y estos quieren ser sólo usuarios. Abogan por el acceso libre a la cultura en todas sus expresiones, música, cine, literatura, etc. Pero si la cultura es gratis... ¿de qué viven los artistas?...

... la respuesta es fácil: como casi todo el mundo, de su trabajo. ¿Acaso un sastre cobra el mismo traje cada vez que alguien se lo pone?. ¿Tengo que pagar al fontanero que instaló mi cuarto de baño cada vez que hago mis necesidades y tiro de la cisterna?. Puedo poner más ejemplos, pero no creo que sea necesario. En este debate hay mucho de mentira y más de hipocresía.

En algo estoy de acuerdo con los prohibicionistas. El acceso gratis a la cultura pone en peligro a la industria editorial, cinematográfica y discográfica. Pero añado un matiz. Hace daño a la INDUSTRIA, no a la Música, al Cine o a la Literatura. Cuando Alejandro Sanz dice que le perjudica lo hace desde su mansión construida en Miami, no desde su piso hipotecado en un barrio periférico de Sevilla, o Cádiz. Por el contrario nada se dice de que son muchos los grupos y solistas que están consiguiendo abrirse un hueco en esto de la música dándose a conocer gratuitamente por Internet y consiguiendo más conciertos con los que ganarse la vida.

La cuestión es mucho más compleja de lo que parece y no hace más que mostrar los inicios de un proceso que, dado en otros ámbitos, nos ha llevado a una situación vista como algo natural por nosotros. La privatización de los bienes colectivos y del trabajo. En vez de hablar de un disco, hablemos de la tierra, de un trozo de tierra, sin ir más lejos. La tierra no “surgió” siendo propiedad de nadie, sino que alguien, en base a determinada circunstancia (una guerra, un ocupación, el propio desarrollo del trabajo en ella) se la apropia. En muchos caso nos puede parecer inicialmente hasta justo: “Si yo he cultivado esta tierra es justo que sea mía”. El problema viene en el momento que quiero que siga siendo mía cuando ya no la estoy cultivando o cuando he podido comprar otras tierras, que no cultivo y también decido que son mías.

El capitalismo se basa principalmente en el concepto de propiedad privada individual. No puede existir sin él. Necesita del control de la propiedad para poder extraer la riqueza con el trabajo de un asalariado. Otro ejemplo: Poseo una industria y su maquinaria. El trabajador pone la fuerza de trabajo y crea un bien o valor. La riqueza obtenida por ese valor se divide en dos, el salario del trabajador y la plusvalía para el propietario. Con el tema del que hablo aquí pasa lo mismo. El pago de los derechos de autor no es más que la plusvalía del propietario.

¿Acaso el acceso a la cultura no debería ser libre?. Quieren que sea libre pero pagando. Ya me conozco yo esa libertad. La misma libertad que tengo para ir a las mejores Universidades, tener voz en una televisión o una radio, escribir un libro y que se publique, montar mi propio negocio o tener una vivienda digna. Esa libertad sólo está dentro de una cartera. El que puede pagarla la tiene. El que no puede pagar no puede ejercerla.

Y esa, señoras y señores, es la libertad que te ofrece el Capitalismo. Una libertad sólo para unos pocos, para los que pueden controlar los medios de producción, para los poseedores de Capital. Por eso, en el título de esta pequeña reflexión uní las palabras “socialismo” y “descargas ilegales”, porque el compartir los bienes entre todos es socialismo. Declarar ilegal el descargase una canción tiene el mismo fundamento que declarar ilegal coger una castaña de un Castaño de una finca privada.

¿Queremos una sociedad libre? ¿Una libertad no asociada a la riqueza personal? ¿Queremos una sociedad culta? ¿Queremos una cultura que llegue a todo el mundo o sólo al que pueda pagarla?.

Viva el Arte libre y no la Industria artística privatizada...


Francisco Javier Menchón Domínguez

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo con usted. Cultura Libre y Gratuita... Libre de verdad. Un abrazo compañero.

Juan Antonio dijo...

Magnífico escrito Javier, no tengo que decir que como el compañero del anterior comentario que estoy absolutamente de acuerdo con todo lo que desgranas con ese estilo tuyo tan didáctico. Gracias. Un abrazo.

Silvia Delgado dijo...

oh, si, los artistas, los intelectuales, andan alborotando el gallinero... oh, pobrecitos, no les alcanza ni pà comer, y todo es porque somo atracadores, les robamos su trabajo, les arrancamos el pan de la mesa, por favor¡¡¡¡ ¿de què estàn hablando?, de las compañìas discogràficas, de las editoriales que ya no sacan tanta tajada? ¿en nombre de quien hablan?, ¿de los intereses de quièn?, ¿eso es hablar de cultura, de arte?...
en fin, asì va la cosa, en lugar de artistas, mercaderes. ¡¡bien por ellos!!"
un abrazo.