lunes, 7 de diciembre de 2009

8 de Diciembre

I

Como olvidar la noche pétrea
del dolor más absoluto,
las palabras inconclusas
que cantaron luto
en el andén de la estación.

Aquel viaje a la nada,
la busqueda de excusas inexistentes,
no pude siquiera decirte adiós…

II

Hoy vuelvo a morirme contigo,
de pena me ahogo, me hundo,
no me queda ni un suspiro
sobre el que construir el ánimo.

Duele tanto el ocho del doce
en el maldito calendario,
Duele tanto no tenerte
tumbando gigantes voraces
a golpes de palabra valiente.

Duele tanto este calvario
de recuerdos y añoranzas,
el paso lento de los años,
la tenaz herida
de quererte tanto
y no poder cantartelo a la cara.

III

Hoy no quiero mirar al cielo,
no traigo plegarias hipócritas
ni caducos rezos en los que no creo.

Hoy, me quedo
con tus luchas planetarias,
con tu pisar firme
sobre el suelo abierto
donde sembraste insigne
tu semilla roja de Hombre nuevo.

IV

Mirada combativa,
gesto sonriente
seguro, rebelde,
Insolente…
Alerta compañeros
que se escuchan todavía
los ecos de tus pasos
por los pasillos de mi casa.
Juan Antonio González Molina

A mi Padre, en el octavo aniversario de su muerte. Tu ejemplo y tu recuerdo siguen ardiendo en mis venas.

3 comentarios:

Soledad Arrieta dijo...

Evidentemente tu padre, pese al vínculo que los unía, ha de haber sido un personaje de estos difíciles de olvidar, comprenderás a qué me refiero.
Me conmovió mucho tu poema, versos tan exquisitos como sentimentales.
Muchos cariños, te acompaño en tu sentimiento en este día, aunque aquí, aún sea 7.

Givés dijo...

Quiero acompañarte en el sentimiento en este ocho de diciembre.
Además me gustaría decirte que tu desgarrador poema, por lo triste y por su fuerza, me ha conmovido sobre manera, porque, aunque mi padre aún puede leer lo que le escribo, el tiempo es implacable y no entiende de seres queridos, ni de admiración, sólo entiende de días y de noches que pasan veloces y que van posando su huella en sus manos, su sonrisa, sus ojos...

Estoy segura de que tu padre debió estar orgulloso de ti y de que, de alguna manera..., lo sigue estando.

Enhorabuena por tu poema.

Un fuerte abrazo.

PoetaRojo dijo...

Precioso Compañero.

Su recuerdo sigue vivo y presente en ti, en nosotros, en cada una de las personas a las que conoció y que nunca podrán olvidar su ejemplo.

Un abrazo para él alla donde habiten sus pasos, sea en tus pasillos o en las arenas del desierto saharaui.

Alex