viernes, 15 de mayo de 2009

CARTA AL CAMARADA VIEJO


Hoy os dejo una poema a modo de carta, o mejor dicho, una carta poética dedicada a todos aquellos hombres y mujeres que se dejaron la piel, la sangre y algunos, hasta la vida, por la lucha y la defensa de unos ideales y una forma de entender el mundo basada en la justicia, la igualdad y la Libertad. En principio esta carta era personal y referida a la figura de un camarada muy singular, que en los tiempos de lucha contra la dictadura franquista estuvo siempre en el frente junto a mi Padre, él sabe quien es, no hace falta que yo lo nombre aquí. Posteriormente he adaptado el poema inicial para hacerlo extensible a todos aquellos que en el pasado han luchado por todo lo que hoy se nos niega por el sistema. Va dedicado a todos y cada uno de ellos, para que sepan, que aunque el mundo no es hoy día lo que ellos esperaban, su ejemplo sigue calando en nuestros jovenes. Muchas gracias a todos y a todas, sois un referente compañer@s.


CARTA AL CAMARADA VIEJO


Al compañero fiel y honesto,
al amigo, al camarada,
al más aguerrido escudero
de entre cuantos fueron
y seguirán siendo para siempre.

Al hermano cierto
que estuvo presente
en la vida y en la lucha,
entre Madrid y Sevilla,
en la calle,
con la gente,
con el pueblo que clamó
contra el tirano
y sus tristes secuaces
de temores, miedos e injusticia.

A la sangre libertaria
que derramasteis juntos,
a las lágrimas,
a los barrotes de la celda
que no pudieron detener nunca
vuestras ganas,
el ardor combatiente
de vuestra conciencia revolucionaria.

A las hermosas historias
con las que he crecido,
con las que me he hecho hombre
creyendo en la justicia,
en la libertad,
y “por siempre”, en la Victoria.

Historias de solidaridad,
de imprentas clandestinas,
de libros prohibidos
y rojas octavillas,
de noches largas
y ecos de fusiles tronando
contra la tapia del cementerio.
De hombres tristes
de grises uniformes
y negros corazones;
de puños en alto,
de madrugadas, de reuniones,
de héroes anónimos
que socavaron juntos
los pilares de un mundo sórdido
que se ahogaba en odio y sangre.

Ya sé camarada,
nada ha sido
como esperabais,
él ya no esté entre nosotros
y la calle parece no tener memoria.
Pero haz de saber, y sentir,
que la semilla, aquella semilla linda
que sembrasteis bajo las aceras,
sigue brotando
en los brazos de vuestros hijos,
sigue llenando
de ilusiones y horizontes nuestros ojos,
sigue calando profundamente
en nuestros corazones
rebeldes e inconformistas.

Ustedes, los viejos camaradas,
abristeis el camino,
os hicisteis gigantes de una altura indescriptible
en tiempos de represión y de locura,
fuisteis, sois y seréis,
ejemplo de constancia,
de dignidad en la defensa
de unos ideales puros de pueblo y calle;
ustedes, pusisteis la primera piedra
en la ardua tarea
de la construcción de un mundo libre y pleno
que ya, se otea en un horizonte futuro
fraguado en el trabajo callado
de vuestras manos firmes
de mujeres y hombres nuevos.


Juan Antonio González Molina

1 comentario:

Parque Tamarguillo dijo...

Precioso y merecido homenaje a todos nuestros HEROES ANÓNIMOS.

Va por ellos.

Alex.